La realidad está aquí para mostrarnos que somos paz, silencio, amor, bondad, unidad. Solo si entramos en lo desconocido, en este «no saber», lograremos resonar con nuestra paz y con la paz universal. No hay nada más natural en nosotros que la capacidad de vibrar, conscientemente, con toda la creación.

Más allá del condicionamiento mental, existe una realidad que permite una vida libre de dogmas.

Ver el mundo sin quererlo explicar ni interpretar es una experiencia muy hermosa.

Cuando alguien vive desde su esencia, se libera de sí mismo y de toda la humanidad.

Una mente que solo piensa cuando lo necesita es una mente libre de condicionamientos que puede verse a sí misma con claridad. Una mente libre no pretende controlar nada ni a nadie, y nada ni nadie puede controlarla. Siempre que pretendemos controlar, sea lo que sea o a quien sea, quedamos subyugados por la ilusión de dominación.

Hemos nacido para ser libres.

Alcanzar la libertad significa soltar todas las guerras internas y experimentar la esencia de lo que somo aquí y ahora.

Somos lo que buscamos, jamás podemos perder lo que somos.

Cuanto más vacíos estemos de conceptos, ideas, estrategias y expectativas, mayor dicha y libertad experimentaremos. Interpretar cada cosa que nos pasa, imponer el mundo conceptual a la vida, nunca funciona. Dejemos que la vida haga su trabajo, dejemos que sea ella la que resuelva y pongámonos a su servicio.

Dejemos de destruirnos y empecemos a descubrirnos.

La esencia del ser humano es un inmenso vacío desprovisto de contenido. La identificación con el «yo soy esto» o «yo soy aquello» crea una ilusión que nos impide tocar este vacío donde se experimenta la creatividad, la quietud, el amor incondicional, la Atención Consciente, la felicidad Universal, el silencio…Este vacío incluye todos los estados y las dimensiones de la existencia.